En defensa de nuestro clima
En 1859 el científico irlandés Jhon Tyndall demostró que, gases como el vapor de agua, el CO2 y el metano almacenaban calor cuando eran atravesados por radiación infrarroja, como la que forma parte del espectro de la luz solar. A esos gases ahora les llamamos “gases de efecto invernadero”.
En base a esos datos y a que la Revolución Industrial se había consolidado durante el siglo XIX, el científico sueco Svante Arrhenius, en 1896, se atrevió a pronosticar, que si la quema de carbón de la industria seguía emitiendo CO2, este acabaría afectando al clima del planeta.
Ha sido necesario esperar 120 años, para que la acumulación de CO2 en la atmósfera, sea la suficiente como para que los efectos sobre el clima que pronosticó Arrherius, se empiecen a notar. Y sin duda, que si se sigue emitiendo CO2 (y metano por parte de la ganadería) el cambio climático será mucho más evidente.
Naturalmente que las empresas interesadas en seguir haciendo negocio quemando combustibles fósiles; ya sea carbón, petróleo o gas: como las petroleras, las eléctricas o las automovilísticas, no se están quedando cruzados de brazos. Como demostró el estupendo documental emitido por televisión española recientemente; (Campaña contra el clima https://www.rtve.es/play/videos/documentos-tv/campana-contra-clima/6072283/) 2048680.shtml
Estas empresas se han dedicado a crear confusión y a dar argumentos a negacionistas, tan absurdos como que esto es una invención ecologistas o comunista; que los humanos no tienen nada que ver, que el CO2 es beneficioso para las plantas, que es algo normal y periódico, etc, etc.
El principal error es confundir clima con meteorología. Los cambios meteorológicos son diarios; pero los cambios climáticos varían muy de tarde en tarde (afortunadamente).
El clima es lo suficientemente fijo como para que las plantas y los animales evolucionen hasta adaptarse e ellos. Así, solo encontraremos camellos en CLIMAS desérticos y osos polares, en el Ártico.
En el sureste español tenemos un CLIMA Mediterráneo; un clima que apenas ha cambiado en los últimos 12.000 años. Anteriormente, durante la última glaciación, la península Ibérica tenía un clima mucho más frío, con glaciares en los Pirineos y propicio para animales como mamuts, rinocerontes lanudos, bisontes como los de Altamira u hombres de Neanderthal. Evidentemente, el cambio climático que se produjo al terminar esa glaciación, no afectó al planeta; pero los mamuts, rinocerontes lanudos, bisontes y neaderthales, desaparecieron. De hecho, todos los homínidos que antecedieron al homo sapiens (homo habilis, ergaaster, erectus, antecesor, heidelbergensis, etc) desaparecieron por cambios climáticos. Y no estoy diciendo que el Cambio Climático asesinara a todos nuestros ancestros de forma directa; si no los mataría de hambre al hacer desaparecer la flora y la fauna de la que se alimentaba, o con largas sequías, o haciendo aparecer insectos que les transmitirían enfermedades, o todo a la vez.
En definitiva: Tenemos motivos para presumir de nuestro privilegiado clima; clima del que depende nuestra agricultura, nuestra ganadería, nuestro turismo y nuestra economía; pero si el calentamiento global sigue aumentando la temperatura del planeta, podemos acabar con la agricultura, ganadería, turismo y economía de Marruecos o el del Sahara. Y esperemos que no llegue a provocar nuestra extinción como produjo la de nuestros ancestros. Sobre todo, porque este cambio climático, a diferencia de los anteriores, lo estamos provocando nosotros, como predijo Svante Arrhenius.