Perú
¡Antes de que se me olvide!: El centro del que os voy a hablar, necesita ayuda (económica y humana). Quien pueda, que nos mande un mensaje a nosotros o directamente a ellos. Su correo es msalinas@amazonshelter.org
Allí comenzó a trabajar como veterinario voluntario en un pequeño centro de fauna silvestre, que albergaba en su gran mayoría ofidios, aunque también cuenta con guacamayos (Ara ararauna), margays (Leopardus wiedii), tortugas (Geochelone denticulata), etc.El 20 de Febrero de 2013 aterrizo en Puerto Maldonado, Madre de Dios (Perú); localidad situada en elcorazón de la Amazonía peruana.
Al mes de estar allí una familia trajo al centro a Alexandra, la monita que cambiaria mi vida en aquel lugar. “Ale” era una cría de coto o mono aullador (Alouatta seniculus), que apareció en una de las avenidas principales de la ciudad, con marcas en el cuello de haber sido amarrada con cuerda durante mucho tiempo.
Ante la imposibilidad de poder hacernos cargo de ella en el centro, decidimos llevarlo al C.R.C.A.S. (Centro de rehabilitación y conservación de animales silvestres) que pertenece a la ONG Amazon Shelter, que dirige Magaly Salinas.
Los animales que ingresan en el centro provienen del comercio ilegal o bien de casas particulares donde las familias los mantienen como mascotas. Otras causas de ingresos son los animales heridos o con alguna otra patología, principalmente a causa de las actividades antrópicas (atropellos, electrocuciones, disparos, intoxicaciones, etc.).
Entre los animales que normalmente ingresan en el centro hay Monos aulladores (Alouatta seniculus), titis (Saguinus fusicolis), monos capuchinos (Cebus apella), monos nocturnos (Aotus nigriceps), venados (Mazama americana), pecaris (Tayassu pecari), tamanduas (Tamandua tetradactyla), puercoespin arborícola (Coendou bicolor), coatis (Nasua nasua), tortugas (Geochelone denticulata), guacamayos (Ara ararauna, Ara macao, etc.), loros amazonas (Amazona ocrocephala, Amazona farinosa, etc.), tucanes (Ramphastos tucanus), etc.
En el momento que ingresan los animales al centro, el equipo veterinario (entre los que me encontraba yo) activamos el protocolo de recepción de animales, que consiste básicamente en rellenar los formularios legales de custodia, realizar una anamnesis del animal recabando toda la información posible acerca de lo que le sucedió, en qué condiciones se mantuvo en cautividad (en caso de que estuviera como mascota), alimentación recibida previamente, etc. Y tras esto pasan inmediatamente al área de cuarentena (un lugar apartado del resto de las instalaciones). En este área se prosigue realizando una exploración general del animal, y si fuera necesario se realizan pruebas complementarias (como radiografías, ecografías, análisis hematológicos, bioquímicas, análisis de heces, PPD, etc.) con el fin de identificar si el animal sufre alguna patología o confirmar que se encuentra en un buen estado de salud.
Es muy importante esta etapa pues, aquí es donde descartamos la presencia de enfermedades y evitamos que al incorporar a los nuevos animales en las instalaciones del centro, estos contagien alguna enfermedad a los otros individuos.
Si los animales se encuentran enfermos serán tratados y una vez recuperados y tras superar la cuarentena pasan a los ambientes de rehabilitación. En caso de que el animal se encontrase en perfectas condiciones, pasarían a la siguiente etapa donde encontramos ambientes de sociabilización (exclusivamente para los primates), cuyo objetivo es que los animales se conozcan, interactúen entre sí, se establezcan jerarquías y finalmente se forme un grupo, pudiendo así liberarlos en el futuro.
La última etapa es la preliberación, aquí se evalúan si los animales han sido rehabilitados física y comportamentalmente al 100% y por tanto si son aptos para volver a su medio. Si es así los animales son liberados en un lugar adecuado, por el contrario, si no se rehabilitaron por completo (esto puede ocurrir por lesiones graves como amputaciones o fracturas antiguas que hicieron callo óseo antes del ingreso del animal al centro. Otra causa es la impronta que sufren al ser criados desde pequeños por humanos y por tanto presentan comportamientos que no son propios de la especie, por ejemplo: no tienen miedo a los humanos, etc.) se quedan en los ambientes del centro para realizar funciones de educación ambiental, siempre dándoles la mejor calidad de vida posible, proporcionándoles buenas y amplias instalaciones, una alimentación optima, enriquecimiento ambiental, etc.
Para poder realizar todas estas actividades, así como para poder mantener el centro, es imprescindible la figura del VOLUNTARIO.
Desde su llegada al centro, a los voluntarios (de muchas nacionalidades) se les explica cuáles serán sus tareas a realizar y junto con la ayuda del personal que trabaja allí aprenden a desempeñarlas de la manera más adecuada, siendo así, que en apenas dos o tres días el voluntario ya es capaz de realizar estas funciones de manera autónoma (hay que tener en cuenta que la mayoría de los voluntarios no tienen ningún tipo de formación en biología, veterinaria o afines. Siendo el nexo de unión entre todos ellos la pasión que sienten por los animales y un gran corazón que les impulsa a ayudar de manera altruista).
Entre las actividades que realizan están las preparación de dietas especificas para cada animal, la elaboración de programas de enriquecimiento ambiental (de esta manera se evita el aburrimiento de los animales irrecuperables que viven en el centro), el apoyo al equipo veterinario en tareas sanitarias, limpieza de instalaciones, construcción y reparación de ambientes, etc.
Además en sus ratos libres los voluntarios realizan multitud de actividades de ocio, entre las que se destacan: Las caminatas nocturnas para tratar de avistar perezosos y monos nocturnos (entre otros animales), las salidas en bote por el río para avistar caimanes y para visitar las colpas de loros y guacamayos, salidas al río a bañarse y jugar al futbol en sus playas, artesanías con semillas nativas, etc.
En definitiva para mí (y creo que hablo en nombre de todos los voluntarios/as que han pasado por el C.R.C.A.S.) ha sido una experiencia increíble que nunca olvidare, he aprendido muchísimo de los animales que han pasado por el centro, y me han proporcionado grandes satisfacciones personales (ayudar a un animal para que pueda volver a su medio natural es una sensación indescriptible). Además me siento orgulloso de haber formado parte de esa gran familia que es Amazon Shelter.