Jaky
Jaky ha tenido una vida de sufrimiento desde que nació hasta que lo encontramos en una forma lamentable. Sabemos de él, que se le extendió un CITES de pre-convenio, fechado en Tenerife, a un señor que trabajaba en un Circo.
¿De donde vino?. Se ignora. Posiblemente llegara desde África para ser explotado como reclamo fotográfico o como atracción circense. Durante muchos años (ahora tiene unos treinta) ha estado sujeto por una cadena al cuello, que le ha dejado señales. Casi todos sus dientes han sido arrancados con objeto de que no pudiera revolverse contra su dueño.
También fue castrado; hecho que tal vez haya repercutido en su a normal crecimiento y madurez. No emite los sonidos característicos de cualquier chimpancé, esos sonidos que estamos acostumbrados a escuchar de otros miembros de su especie. ¿Es mudo? ¿Le hicieron algo también en las cuerdas vocales? ¿No sabe expresarse?. No lo sabemos. Con el tiempo iremos desenterrando los misterios que le rodean. Tenemos que ser muy cariñosos con él; ganar su confianza; demostrarle que no somos iguales a los que tanto le han hecho sufrir. Lo mantendremos en observación.
Tras una serie de documentos firmados, Jaky pasaba de un propietario a otro. En mayo de 2003, fue cedido a su último propietario: el Circo Holiday; con fines, según consta en el documento, de "exhibiciones zoológicas culturales". Increíble. Un argumento muy llamativo. Pasó a vivir nuevamente bajo la presión de sus cuidadores, con una cadena al cuello y en un habitáculo exageradamente pequeño.
Más tarde lo quisieron ceder a la Fundación Xavier Maiztegui; pero como esta no tenía instalaciones apropiadas, se pusieron en contacto con nuestro compañero Serafín Doménech por si lo podía acoger en su centro de rescate, Arca de Noé. Pero, al no tener espacio para otro chimpancé, Serafín se pone en contacto con Paco Cuéllar (PGS/Alicante), el cual se pone manos a la obra con la intención sacar a Jaky del circo, lo antes posible; y busca un centro de acogida provisional, encontrándolo en Proambiente. Se extiende un documento de cesión a nombre de Serafín Doménech y como Tutor y Autoridad Científica, el Proyecto Gran Simio.
Los responsables de Proambiente, una planta de reciclado de residuos sólidos urbanos ubicada en Orihuela (Alicante), aceptan a Jaky en sus instalaciones (tienen a otros dos chimpancés y otros animales en un pequeño núcleo zoológico). Proambiente se encarga de la recogida y el traslado de Jaky a sus instalaciones. Allí llegó en malas condiciones después de tanto sufrimiento. Estaba encorvado, triste, se pasaba las horas quieto y lo único que hacía era echarse una manta encima, tapándose, en una actitud poco habitual y que denotaba problemas psicológicos.
Durante varios meses, los responsables de Proambiente se encargaron de su cuidado y poco a poco, al estar en una jaula mucho más grande de lo que hasta entonces había disfrutado, fue recuperándose. Durante este periodo, miembros del PGS Alicante, no dejaban de visitarlo, al menos una vez cada mes.
Por fin, en las instalaciones de un centro de acogida de primates en Madrid, pudieron hacer hueco para Jaky. Se construyó una jaula de grandes dimensiones, con espacio exterior dotado de elementos de juegos como atalayas de madera y tubos; y con una habitación dotada de calefacción, agua corriente y suelo de tierra y paja. Estas instalaciones, una vez pasada la cuarentena, las podría compartir con Jeny y de esta forma ninguno de los dos se encontrarían solos.
Tras haber hablado con los responsables de Proambiente agradeciendo los cuidados de Jaky, el día 18 de septiembre de 2004, a las seis de la mañana, dos miembros del PGS salen en dirección Alicante en busca de nuestro querido amigo Jaky. A las once y media se juntan en Orihuela con los compañeros de Alicante. Pocos minutos después, juntos, se dirigen a las instalaciones de Proambiente. Allí Doña Margarita Poma les recibe cordialmente y una vez efectuadas las oportunas presentaciones, nos ponemos manos a la obra para intentar meter Jacky en una jaula pequeña con el objeto de subirla al todo terreno que traíamos a tal efecto.
Lo primero fue establecer contacto. Jaky que en muchas ocasiones se ponía erguido y le gustaba estar subido en la verja en posición vertical, intuye que pasa algo. Los otros chimpancés que se encontraban junto a él, también saben que hay algo fuera de lo normal, que algo va a pasar y se ponen muy nerviosos, dando golpes continuos en las paredes y puertas. Jaky permanece inquieto. Marcha de un lado para otro. Siempre mudo, sin emitir ningún sonido.
El Sol nos aplasta el cerebro. El sudor hace que nuestras camisas parezcan verdaderas toallas mojadas por el mar alicantino. Queríamos entrar junto a él y convencerle para que se viniera con nosotros y entrara en la jaula de transporte. Pero después de haber sufrido tanto y no sabiendo que otra aventura más se presentaba en su ya desgraciada vida, nos dimos cuenta que no entraría por propia voluntad. Colocando la jaula junto a la puerta, intentamos que entrara engañándole con golosinas e incluso dándole un cigarro que al parecer le gusta, habiendo sido por lo que intuimos, una práctica habitual en sus correrías con el circo.
No queríamos anestesiarle. Intentamos que fuera el último recurso. Al cabo de dos horas y viendo que el día avanzaba y que aún quedaban cinco horas de viaje a Madrid en el mismo día y al ser la una de la tarde, decidimos emplear la anestesia aunque con una dosis leve, la suficiente para adormecerlo un poco y aprovechar para hacer el traslado a la jaula pequeña. Las máquinas fotográficas no pararon de disparar, captando las imágenes de Jaky que se resistía a ser engañado. El Sol seguía dándonos de lleno y el sudor eran riachuelos salados. Las dos grabadoras de video, de tanto sol, no se veía si daban la señal de grabación o no. En fin, supongo que algunos de vosotros habéis pasado en algún momento por algo parecido (en cuanto a sudor me refiero). Lo que no sabemos aún es como han salido las imágenes, ya que tenemos que reunir todo el material y hacer un CD con todo el rescate completo.
El personal que realizaba estas maniobras preparó la dosis y con una cerbatana, se preparó a disparar al más estilo indio del amazonas, para soplar fuertemente y lanzar el dardo con el tranquilizante hacia delante con fuerza. Yo cogí un yogur y mientras se lo estaba dando, otro de los miembros de la partida de rescate con buena precisión, le dio en el costado. En un principio Jacky se puso algo nervioso. Había sentido un fuerte pinchazo aunque no sabía lo que era. A los diez minutos, yacía en el suelo medio dormido.
En ese momento todo fue muy rápido. Había que actuar velozmente. No se le había suministrado dosis suficiente con la intención de evitar el riesgo innecesario de una anestesia total. Entramos y por unos momentos, Jacky con sus manos se agarró a los barrotes fuertemente. Tras quitarle los dedos uno a uno con los que se agarraba desesperadamente, con miedo a lo desconocido, le levantamos y mientras me miraba con una expresión que no olvidaré:¿Adónde me llevas?, le pusimos en la jaula de traslado. Terminada la operación, la tensión y el sudor del calor intenso, nos hizo que nuestros músculos descansaran y que las piernas temblaran. Por fin, lo habíamos conseguido. Jaky estaba sentado en la pequeña jaula, estaba bien y en pocas horas estaría en el Santuario de Madrid.
Una vez realizados de nuevo los saludos de despedida, los dos coches, el PGS de Alicante y el PGS de Madrid, nos juntamos nuevamente en Orihuela. Eran las 2 de la tarde. Poco pudimos hablar durante el espacio que estuvimos juntos, pero Jaky era nuestro principal objetivo y teníamos que partir de inmediato a Madrid.
Increíblemente, el viaje hasta el centro de acogida de primates en Madrid, fue de lo más tranquilo que os podáis imaginar. Jaky durante todo el camino no hizo más que mirar de una ventanilla a otra, observando el paisaje. No emitió ni un solo ruido. Cuando quería beber, señalaba la botella y le dábamos agua y Coca Cola. Un viaje plácido pero cansado. Que todo sea por él. No estuvo nervioso en ningún momento.
Al llegar al centro de acogida de primates en Madrid, le pusimos en la jaula grande que le esperaba. Jeny le saludó a la distancia. Jaky no hacía más que ir de un lado a otro, explorando.
La semana pasada pude entrar en la jaula junto a Jaky. Es un cielo y un buenazo. Le dejamos abierto el túnel de barrotes que conecta su nueva residencia con la zona exterior de Jeny y lo primero que hizo fue (entre rejas pero con suficiente espacio), abrazarse los dos, se dieron besos, se tocaron... creo que van a ser felices juntos. Al despedirme de él ese mismo día, le dije que me diera un beso y me lo dio. Cuantas cosas nos tienen que enseñar, cuanta humildad y perdón llevan en sus corazones.
Esta es la historia de nuestro Jaky, una historia de la que os he querido hacer partícipe, una historia que marcará al Proyecto Gran Simio y que nos hace seguir luchando para rescatar a otros que se encuentren en las mismas o peores condiciones. Esto nos hace recapacitar y luchar por esta victoria. Hay muchos más, existen unas selvas que están siendo destruidas y junto a ellas las poblaciones de los grandes simios desaparecen.
Detrás de esta historia y otras muchas, se encuentran los defensores de la igualdad, los que luchamos por el respeto a los seres vivos, de nuestros semejantes, de las especies distintas que pueblan la tierra y que cada una posee una función importante en la ruleta de la vida.
Jaky es el símbolo de la libertad, el embajador de dos mundos, la bandera para seguir con nuestro trabajo en defensa de nuestros hermanos evolutivos.
Han pasado unos días del rescate y Jaky se ha amoldado muy bien a su situación de libertad en el santuario de primates de Madrid. Tras un periodo de cuarentena, en la que Jaky divisaba en todo momento a Jeny y viceversa y tras unos contactos a través de un túnel que se comunicaba directamente con la zona exterior y podían tocarse; ya se encuentran juntos. El momento fue emocionante. Los dos llevaban años sin compartir la vida junto a otro de su misma especie.
Lo primero que hizo Jaky fue ir detrás de Jeny y así se pasaron varias horas. Jaky interrumpía su juego para hacer una exploración a todo el perímetro del recinto y de nuevo corría detrás de Jeny. Cuando se cansaban, subían a la atalaya de madera donde gustan estar y abrazarse.
La semana siguiente y tras una nueva visita, Jaky bajo como loco de la atalaya para saludarme y entro en la habitación de invierno. Cuando le estaba saludando acariciándole la cabeza como siempre hago, entró Jany muy enfadada y tras unos gritos, hecho de la habitación a Jaky con claros síntomas de tener celos. Eso estaba bien. Es claro ejemplo de que se llevan bien.
Desde un primer momento, Jaky ha tomado las riendas de su nueva vivienda y parece ser un claro macho Alfa, a pesar de ser un buenazo y nunca coger las cosas o tocar la piel de una forma brusca. Todo lo hace, incluso con Jeny, de una forma delicada y suave.
El rescate ha sido completado con éxito. Jaky y Jeny ahora están más felices.